- ¿Has hablado con Harry? ¿De qué? –pregunté quitándole
importancia.
- De lo guapa que estás esta noche.
- No creo que sea un buen tema de conversación. Mejor
bajemos.
- ¿Quedamos mañana por la mañana?
- Si no hago nada con las chicas… claro.
- Después de desayunar.
- Vale… genial.
Algo me pesaba en la conciencia. No podía seguir con esto
dentro. Bajé con Niall de nuevo a la sala de fiestas y la imagen que me
encontré fue de nuevo algo extraña. Habían cambiado la música de Grease para pasar al reggaetón y Hanna
había vuelto a las andadas con Zayn. Mi amiga estaba con un vaso en una mano
mientras que con la otra agarraba el cuello del moreno, atrayéndola hacia su propio
cuerpo. Su cara estaba acalorada, sudorosa y con todo el maquillaje fuera de su
sitio. Zayn tenía varias marcas de labios en su mejilla y el pelo alborotado.
Arriba, abajo. La mano de Zayn se movía con ritmo en la cadera de Hanna. Me
acerqué a ellos al finalizar la canción y cogí a mi amiga del brazo.
- ¿Qué estás haciendo?
- Bailando.
- Casi te hace un hijo delante de todos.
- Premio exagerada del año a Jane Watson.
- Bueno Hanna… ten cuidado con Zayn.
- No estamos haciendo nada malo, todas estamos bailando
con todos y esta canción nos ha tocado a nosotros dos.
- ¿Con Maddy también ha bailado?
- Y con Devs, y con Lily, que ha aparecido de repente
sofocada y con una encima importante.
- ¿Cher sigue sin aparecer? –pregunté burlona.
- Sigue con Lou… jugando al parchís.
- Sí, a la Oca.
Ambas estallamos en sonoras carcajadas y Zayn llegó
dándole un beso en el cuello.
- Enana, he pedido “We
Found Love” que sé que te gusta Rihanna.
- Ya voy Sixfour, no me estreses.
- Me encantan las rebeldes.
- Zayn, no creo que te guste bailar con un dolor en la
entrepierna –dije con disimulo.
- Bueno… voy a… te espero en la barra.
Hanna me miró confusa y yo sonreí. Le susurré un “ten cuidado” y me alejé de ella. Me fui
adentrando más y más a la sala y divisé a Harry observando a la gente. Lily
estaba en el medio, bailando con Maddy al mismo estilo de Hanna y Zayn. Liam y
Devs seguían en la misma posición que antes. Hasta Devonne se había soltado el
pelo esta noche. Fue entonces cuando un chico que me sonaba se puso detrás de
Lily dándole un beso en la nuca. Alto, rubio y con tatuajes abundantes en los
brazos. Aquel que le había entregado aquella pulsera. ¿Qué hacía aquí?
- ¡James! –escuché gritar a Lily, que se abalanzaba sobre
él dándole un apasionado beso.
Maddy se apartó de ellos riéndose y poniéndose a mi lado.
James se acercó a nosotras y nos dio un abrazo.
- ¿Qué haces aquí?
- La hermana de Lily me avisó donde estabais. Necesitaba
verla.
- Oh James –dijo ésta besándole la mejilla.
- Disfrutad de la noche… que todavía queda mucho por
delante.
Le di un codazo a Maddy y estábamos a punto de irnos
cuando escuchamos una voz conocida refiriéndose a James.
- Así que la rubia tiene novio.
- No es mi novio –apuntó Lily.
- No te importa lo que seamos. Lárgate –añadió James con
un aire chulesco.
James era de aspecto serio y fuerte. Además, Harry no
estaba en condiciones de pelearse con nadie ahora. Tenía varias copas encima y
acabaría en el suelo enseguida.
- Cuídala. A todos se nos pueden ir los ojos en alguien
como ella.
- Procura que no, si no quieres que tus rizos terminen
llenos de sangre.
- James, James, relájate –suavizó Lily.
Harry le sonrió y negó con la cabeza mientras se iba
hacia el otro lado de la sala. Bajé la cabeza para no mantener ningún tipo de
contacto visual. Estúpido egocéntrico.
-
- ¡Eh Jane!
Jamia.
- ¿Qué ocurre?
- Hoy duermo con Gerard.
- ¿Qué? ¿Qué me he perdido?
- Su compañero de cuarto está fuera y me ha dicho que no
quiere dormir solo. No va a pasar nada.
- ¿Confías en él?
- Si veo que intenta algo, te llamo. Prometido.
- Jamia no sé yo…
- Sé cuidarme sola.
- Pero me da miedo. No puedo concebirme la idea de que te
hagan daño.
- No seas así, no me va a ocurrir nada.
- No cedas a nada que no quieras. Sé tú misma siempre.
- Como si no me conocieras.
- Buenas noches hermanita.
- Te quiero, alma gemela –dijo por último dándome un beso
en la frente.
- Y ahora tú y yo. Es nuestro turno –apuntó una voz
conocida en mi oído.
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