jueves, 7 de marzo de 2013

Capítulo 5.


Salí de la ducha por segunda vez en el día después de pasar toda la mañana echada en el césped hablando con Niall. El almuerzo transcurrió sin ningún incidente exceptuando a Harry, el cual no paró de molestar a Lily. Me llamó la atención su manera de mirarla… a ella y a mí. Al principio, parecía que solo tenía ojos para ella, pero una de las veces que me levanté para ir al servicio, me siguió hasta el baño cerrando la puerta tras de sí.

- ¿Por qué me evitas?
- No te estoy evitando.
- No mantienes contacto visual conmigo y parece que te molesto. ¿He dicho algo que te haya molestado?
- No es nada rizos, no me he percatado de eso –mentí. Estaba claro que Harry había notado como lo ignoraba continuamente. Me callaba cada vez que hablaba o intentaba quitar la mirada cuando veía que dirigía su vista hacia mí. Noté como se ponía igual de cerca que Niall el día anterior y me susurraba al oído:
- Procura la próxima vez no ignorarme. O verás las consecuencias.
- No me das miedo, rizos. Las amenazas conmigo no sirven, y menos con esto. En el caso de que no quisiera hablarte, ¿cuál es el problema?
- Odio que me rechacen.
- Pues acostúmbrate –dije antes de dar un portazo.

Luego, al regresar a la mesa, hizo como si nada hubiera pasado.

Salí de la ducha recordando esos momentos y pensando en cómo decirle a Lily lo que pasaba con Harry. No podría permitirme perder su amistad por esto. La vi sentada en la cama, con las piernas cruzadas y leyendo Harry Potter y el Prisionero de Azkaban.

- ¿Otra vez me has robado el libro?
- Te recuerdo que los compramos a medias.
- Pero lo cargué yo, lo leo yo.
- Avada kedavra.
- Soy la Harry Potter de mi generación.
- Pues yo te había confundido con Dobby, mira tú por dónde.

La fulminé con la mirada y no pudimos evitar reírnos como locas durante varios minutos. Cuando ella se metió en el bañó, pasé a vestirme. Habíamos quedado todas para ir a dar una vuelta por Roma, un par de compras no nos vendrían nada mal. Una blusa blanca y una falda informal. No quería complicarme más. La puerta interrumpió mi momento de entrar al baño a peinarme.

Zayn.

- La habitación de Hanna está dos puertas más allá.
- No vengo a hablar con la enana, sino contigo.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Vais a salir hoy?
- Sí… ¿por?
- Convence a Hanna para que se quede aquí. Por favor.

Me miró con gesto suplicante. Tenía los ojos llorosos y la voz algo tomada.

- ¿Para qué quieres que se quede?
- ¿No ves como estoy? Necesito que alguien me cuide.
- Hanna va a salir de compras con nosotras Zayn, no voy a obligarla a quedarse contigo como si fueras un niño.
- Jane… por favor.

Lo miré dubitativa. En realidad no se me ocurría ninguna excusa para que Hanna se quedara. La imagen de Maddy también se me vino a la cabeza.

- Díselo tú.
- Tiene que ser sorpresa. Por favor. Dile que la esperáis en el salón central en media hora. Vosotras os marcháis y yo me quedo con ella. Hay más días para salir –me tomó de la mano con fuerza- Por favor.
- Está bien. Me debes una Zayn.
- ¡Mil si hace falta!

Cerró la puerta eufórico y justo Lily salió ya vestida, peinada y maquillada.

- He escuchado la voz de un chico ¿quién era?
- Harry. Ha venido para echarte un polvo, pero al ver que no estabas, se ha marchado.
- Estúpida.
- Vámonos anda.

El ambiente en Roma era mágico. Llamé a Hanna antes de salir de la residencia para decirle el lugar de la encerrona. Han pasado dos horas y no ha vuelto a llamar. Estará ocupada. Las chicas no insistieron cuando les conté la historia, excepto Maddy que se veía un poco apagada. Habíamos pasado por varias tiendas cercanas y decidimos parar en Gelateria Gatto Di Silvia Gatto, en la Vía Luigi Capuana.
- Amo Roma –dijo Jamia aspirando el fresco aroma de los helados.
- Me quiero quedar a vivir aquí –añadió Devs mirando al cielo.
- Claro, con Liam ¿verdad?
- ¡Cállate! Él y yo solo somos amigos. Además, acaba de salir de una relación y no quiere empezar nada con nadie.
- A decir verdad, es un cielo. Tiene pinta de ser un buenazo.
- Lo es –corroboró Devs- he hablado bastante con él entre ayer y hoy y se ha volcado mucho conmigo. Se parece mucho a mí en realidad.
- ¿Vas a ir con él a la fiesta de esta noche? –inquirió Cher.
- ¿Cuál? ¿La de los años 50?
- ¿Hay una fiesta de los años 50? –exclamé emocionada.
- Os dije que se iba a emocionar por Grease –apuntó mi hermana.
- ¿Vais a ir? –preguntó de nuevo Cher escudriñando la reacción de Devs.
- Puede que lo mencionara…
- ¡Ahí estamos Devonne! ¡Marcando territorio! –se burló Lily.
- Yo no sabía nada –interrumpió Maddy- Dudo que vaya…
- No seas boba Mads.
- Maddy, vas a venir con nosotras –dije mientras le guiñaba un ojo.

Nos tomamos los helados con tranquilidad hablando de la fiesta de esa noche. Por ahora solamente Cher y Louis y Liam y Devs parecían que iban en parejas, aunque pensándolo bien, si Zayn había pasado la tarde con Hanna ya le habría dicho de ir al baile. Habíamos quedado en ir vestidas haciendo homenaje a Grease. Así que empezamos a ir por aquellas amplias avenidas buscando algún vestido que se le pareciese. La tarde transcurrió tranquila y repleta de risas. Agotamiento absoluto.

Terminé de vestirme tal y como lo habría hecho Olivia Newton-John y Jamia terminó de peinarme.

- ¿Algo interesante con Gerard?
- Uhm, algo.
- Suéltalo.
- Me quiere llevar el próximo viernes a una función de teatro.
- Odias el teatro.
- Da igual, pero voy con él, como si me lleva a un concierto de Pitbull.
- Amén, eso sí que es amor ¿eh?
- No es que sea amor, es lo cómoda que me siento a su lado…
- Jamia, la baba para el pelo no es un buen tratamiento.
- Te lo voy a quemar aposta como sigas así.
- Ahora en serio. ¿El viernes? Para eso quedan unos cuantos días. ¿Lo has pensado bien?
- No hay nada que pensar.
- Se te ve bastante decidida –sonreí- Parece un gran chico, tengo que conocerlo mejor.
- Baja con nosotros mañana a desayunar.
- Genial –ensanché mi sonrisa y ella me dio un beso en el pelo.

Seguimos con nuestra charla de hermanas hasta que la puerta volvió a sonar. Jamia dejó la plancha encima del mueble y yo me puse a retocarme un poco… hasta que escuché su voz.

- Jane, te buscan –dijo mi hermana sonriendo descaradamente.
- Habíamos quedado hoy.

Y ahí estaba él. Con una camiseta negra y un pantalón negro ajustado. Unos converse negros y una beisbolera blanca con una N en rojo. Una réplica de John Travolta con pelo rubio y ojos azules estaba plantado frente a mí. Y yo había olvidado por completo que había quedado con él.

- Dios… lo había olvidado.
- Yo me voy, estaré abajo Sandy –dijo Jamia riéndose mientras salía. Sandy era la protagonista de Grease.

Niall me miraba de arriba abajo mientras se humedecía los labios y se pasaba la mano por el pelo. Su cara era de un tono pálido, no mucho, sino neutro, no sé cómo explicarlo. Tenía pinta de ser la típica piel tersa y perfecta por la que miles de mujeres matarían. El pelo rubio brillante, mejor peinado que por la mañana y esa ropa negra que le quedaba rematadamente bien me quitaban el aliento. No sabía cómo excusarme.

- Me he despistado.
- Bueno, vendrás conmigo a la fiesta al menos.
- Está bien, pero no quiero venirme tarde.
- Sh –dijo cogiéndome de la mano y atrayéndome hacia él- Primero quiero enseñarte algo.

Miré al cielo. Miles de estrellas salpicaban aquel manto azul. La luna empezaba a vaciarse. Unas vistas de Roma a lo lejos, luces, torres, parecía una foto de revista. Miré hacia abajo y me encontré la piscina cerrada, los puestos preparándose para la fiesta que se venía encima y el reflejo de la luna en aquella agua cristalina. No me atreví a mirarlo a él. No por el momento.

- Cuando siento que no puedo más vengo aquí a relajarme. Extiendo mi chaqueta, me acuesto y muchas veces me dejo dormir. Harry ha tenido que despertarme varias veces.
- Normal. Es precioso. Es inmenso –sonreí sin dejar de mirar el paisaje.
- Sinceramente, hay cosas mejores.
- ¿Cómo cual?
- Ya te las diré más adelante.
- ¿Por qué estás aquí?
- Por lo mismo que tú. He estado dedicando mi vida en cuerpo y alma a trabajar para sacar adelante a mi familia y poderme permitir este viaje con mis amigos. Mi padre nos abandonó cuando era muy pequeño. Fui creciendo siendo el hombre de la casa y mi madre no podía con todo. Enfermó cuando tenía 15 años y tuve que hacerme cargo yo solo de todo. En realidad, gracias a ellos cuatro estoy aquí. Me han ayudado siempre y… -noté como se le quebraba la voz y como aguantaba la compostura.
- Rubio, rubio para. No me cuentes más. Por lo menos por ahora, dejemos que todo fluya. Esta noche está para pasárselo bien… aunque sí quiero saber algo. ¿Tu madre está bien?
- Sí, ella mejoró con el tiempo… pero tengo que ir cada cierto tiempo a verla, por si acaso.
- Entiendo… bueno, es lo importante por ahora. Deberíamos bajar.
- Gracias por escucharme.
- No ha sido nada… de verdad.

Me miró con una sonrisa traviesa antes de darme un beso en la mejilla y juguetear con mi pelo.

Al llegar abajo, Niall encendió el equipo de música, conectó el iPod y la banda sonora de mi película favorita inundó el recinto.

- ¡GREASED LIGHTNING!

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